Antes del milagro, es necesario la transformación

auxilio

No está tan lejos la idea de que a Dios,  más que sacarme del problema le interesa mi corazón.  Esta verdad va en contra de la naturaleza humana, la cual desespera por ayuda en los momentos de dificultad, prometiendo muchas veces cambiar la conducta y cambiar  una de las cosas más difíciles que existe, el corazón, con tal de obtener el «milagrito»

Cuando leo la historia de Gedeón, me es fácil identificar su disposición de creerle a Dios; y naturalmente en el texto se ve el avance de su interés y compromiso con lo que Dios anhela hacer.  Es emocionante imaginarlo, derribando el altar de Baal, e intrépido imitar su hazaña con los cantaros y las teas.  No hay duda, por su disposición y liderazgo, Israel descansó 40 años.

Lo que me asombra del relato de estos tres capítulos, es la aseveración de Dios, esa de recordarle al pueblo por medio de un profeta, que han pecado.  Si, es cierto, después tiene misericordia de ellos y levanta a Gedeón, pero como cosa curiosa, igual a la voz del padre que le recuerda a su hijo que lo ama y que no es más importante el helado por el cual llora, sino un cambio de actitud, es Dios quien le recuerda al pueblo que han hecho mal, que se han alejado, que necesitan volver.  El problema no está en que si Dios pueda borrar a los crueles amalecitas, el problema está en que el corazón del pueblo se vuelva genuina mente al creador.

Recuerda:  No es mas importante lo que le pides a Dios, sino que tu corazón esté dispuesto dejarse cambiar por él.

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