Hablando de la femenil…

mujeres2El ministerio de mujeres dentro de una iglesia, la femenil, las damas, las señoras, el fuego espiritual, las golden, o como se les llame, son el clavo o la clave.  Usted no me va a dejar mentir que son las que mueven la iglesia, el motor, las que llevan los pantalones, van, reparten, oran y pastorean.  Ponen en evidencia y en vergüenza la posición de los hombres en ella, como lo dijera en cierta ocasión el pastor René Zapata, les queda bien el nombre Ministerio lirios del campo» pues no trabajan ni hilan.

Pero volviendo al trabajo e influencia de las mujeres en la iglesia, es menester quitarse el sombrero y reconocer su esfuerzo.  Siempre fue así.  En tiempos del Señor, ellas eran las que iban adelante.  Dios las bendiga.

Una palabra de exhortación para que busquen y reciban a las más jóvenes entre ustedes.

Y se quedó María con ella como tres meses;  Luc 1:56

Como Isabel lo hizo con su prima, la adolescente María.  Fue ella quien la recibió, la escuchó y le dio una palabra del Señor.  Ojo: No la cuestionó, regañó, avergonzó, mando a quitarse el jeans, a borrarse el tatuaje, para luego recibirla.  ¡¡¡Oh!!! Cuánto deben aprender de ella.  Fue en su casa que la ministro por tres meses, y fue ahí que María aprendió lo que significa ser amada.

Animo hermanas, ustedes lo pueden hacer bien!!!!!

Tu esposa está embarazada, y no es tuyo!!!

big_embarazo8No me hubiera gustado estar en los zapatos de José cuando se da cuenta que su esposa estaba embarazada sin haber tenido relaciones sexuales con ella.  Quizá al principio no lo notó, pues los hombres solemos ser algo despistados en esos asuntos.  Quizá aquella noticia comenzó a correr de boca en boca en medio de la femenil…jajajaja….»Ya te disté cuenta que María está embarazada»  Quizá la presidenta de la red de cobertura de encuentros discipulares, le felicitó a la salida del culto: «Le felicito por su bebé» jajajaja ¿El qué?  Era su marido legal, no era lo más correcto, pero tampoco era adulterio.  En un pueblo tan pequeño tremenda noticia era el pan de cada día.

José sabía que entre él y ella no había pasado nada de contacto carnal, por ello la noticia tuvo que ser un terremoto interior.  Lo normal son los celos, los gritos, los reclamos… Él no puede creer lo que sus ojos ven, no hay venganza  Tenía temor.  Podía María probar su inocencia?    Él había ya visto algunas lapidaciones con sus ojos, era un pueblo violento, inflexible.

La solución: Abandonarla.

Al salir de la escena, la culpa recaía sobre él, todos pensarían que es un malvado que había abandonado.  Su angustia fue eterna, días terribles.  Los dos callaban, hasta que Dios le habló:

Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Mat 1:20

Escuchó lo que necesitaba escuchar: No temas.

Entendió lo que necesitaba entender: Tu hijo es el Mesías.

Tengo un respeto y admiración por José:  La cubre. la cuida, los acompaña, le enseña, los protege.  Soportó lo que la gente decía: hijo del pecado, Juan 8:41. y aún así se centró en la palabra de Dios, dicha por el ángel.

En momentos de confusión, lo que te sostiene es la fe en la palabra que Dios te ha dado.

Un viejito fuera de serie

127756481_f69b9f76beHay viejitos de todos los colores y sabores.  Bailarines que aprovechando la brisa del malecón en el puerto de la libertad, dan muestras de sus pasos artisticos; poetas que en los pasillos del asilo Sara Saldivar deleitan a cuantos quieran escuchar las aventuras de quimeras de plata de los años 50; calladitos, victimas del olvido y de los chistes de los familiares. …»Que diga algo el abuelo» «Que baile el abuelo» «Que cuente un chiste el abuelo»….esa es nuestra cultura, la que con facilidad cambia la honra por unas sonrisas a costillas de la vejez.

Para los orientales  nunca fue así.  Se esperaba que los ancianos fueran respetados, escuchados y admirados.  Cerca de la navidad, unos cuarenta días después entró en escena uno que nos deja pasmados y desafiados.  Lucas 2:25-35, nos lo recuerda.

Simeón 

En tres ocasiones se menciona la obra del Espíritu Santo en la  vida de Simeón.  Estaba sobre él, le había revelado y lo había movido.

Como han dicho algunos, la fe de este viejito, digo la fe, porque ¿Qué otra cosa podemos admirar en la vida de un ser humano, sino la fe?  no era una fe momentanea, esa de eventos que por ser navidad me acerco más al Señor, o por ser Semana Santa, leo más la biblia; hay evidencia en el pasaje para afirmar que continuamente el Espíritu moraba en él.  Este viejito se había aferrado a lo que el Espíritu le había dicho, sin importar cuándo, siendo joven, siendo niño, no sabemos, lo que si queda claro en el relato, es que vivia esperanzado a esa palabra que el Espíritu le había dado, noble cualidad de escuchar lo que Dios dice.  Pero a la parte que me quiero referir es a la tercera acción del Espíritu en él. » Y movido por el Espíritu, vino al templo»

El Espíritu, aún mueve

Esas palabras refrescan la imagen del movimiento de la nube en el Antiguo Testamento, el pueblo se movía cuando Dios decía que se movieran.  ¿Cuántas veces me he movido, cuando Dios no ha dicho que me mueva? ¿Cuántas veces he dicho tantas babosadas, cuando Dios me ha dicho que cierre la boca?   ¿Por qué no nos movemos cuando tenemos que movernos?

Santiago 4:13-16, ha dicho: 

¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias.

¿Se da cuenta?  El movimiento de este viejito, fue un movimiento atinado.  Viene al templo cuando no daban ganas de ir al templo, pues la corrupción era insoportable.  Viene al templo, cuando ya no hay fuerzas para venir, era mejor estar en una mecedora  descansando.  El viene al Templo.   Viene a encontrarse con la vida.

¡¡¡ Oh si nosotros pudiéramos aprender a venir al templo, a encontrarnos con la vida, sin importar que ahí mismo hay muerte o sombra de muerte,   a venir guiados por una esperanza intima, y no por las palabras que Caifás o Anás van a decir.  Eso se llama convicción más allá de lo que nuestros ojos ven.!!!

En el templo habla

y dijo a su madre María: He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha (y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones.

Inspirado por el Espíritu Santo, abre su boca y da una palabra a la madre.  Una palabra que no está arreglada por la diplomacia o compromiso de quedar bien con nadie.  Abre su boca y habla lo que Dios le dice que hable.

No hay duda, es un viejito fuera de serie, que nos confronta con la caricatura de fe que decimos tener, esa que es prima de la prosperidad, de la lisonja, de la comodidad; esa que ahora nace en los salones alfombrados de un hotel, y se mueve al ritmo de las cámaras de televisión.

Señor: ¡¡¡ Ayúdanos a volver a la fe de éste viejito!!!

Fue hombre; no se disfrazó de hombre

Christ is bornEn estos días, en las predicaciones dominicales en la  iglesia, estamos acercándonos a algunas imágenes del Señor Jesús, como Salvador, como Pastor, como Sacerdote.

Leía en Hebreos 2:17-18 que dice:

Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.

Sobre su humanidad hablamos muy poco en los púlpitos, quizá porque es un poco complicado, o molesto reconocer que Cristo fuera plenamente hombre.  Sea como sea, es más facil pensar que Cristo fue más Dios que hombre, que solo se vistió de hombre, pero no lo fue del todo.  En una vaga idea, como los politicos (o pastores) que se bajan de su carro, y se fotografían con la gente de la calle, y luego regresan a sus vehiculos polarizados y con aire acondicionados.

Como dijera, Martín Descalzo:  ¿De qué nos hubiera servido un Dios «disfrazado» de hombre, o «camuflado» de hombre, fotografiado por unas horas de hombre?

       Es cierto, cuesta mucho aceptar la total humanidad de Cristo.  Si nos atrevemos a pintarle cansado, sucio, polvoriento o comiendo pupusas, las hemanitas «Cristian Dior» de la femenil, comenzarían a hablar del mal gusto de ese Cristo.  Gracias a Dios, la biblia en sus genealogías, defiende tanto su divinidad como su humanidad.   Lo adoramos, porque como dice Fil. 2:7, se hizo en todo a nuestra semejanza, menos en el pecado. El es literalmente nuestro hermano, entró en esta pobre humanidad, el Cristo que adoramos es de nuestra tierra.

El comprende nuestra condición humana por cuanto Él mismo es humano. Nuestro Dios se hizo hombre para que pudiera ser nuestro sacerdote. Para que pudiera representarnos tenía que hacerse hombre. Un hombre no puede ser representado ante Dios por ningún otro que no posea la naturaleza humana. Jesús es plenamente hombre, y eso significa:

1. Que nos comprende perfectamente a nuestro nivel. A Él le duelen las cosas exactamente como a ti te duelen. Cuando te diriges a Él para compartirle cómo te sientes no se queda confundido sin saber a lo que te refieres. Lo sabe.

2. No se queda impasible ante nuestro dolor. Cuando le cuentas algo no está ausente, tus penas son las suyas, la Biblia dice que Él es “como la madre que se compadece por sus hijos”. Y no sólo está el hecho de que Él se hiciera hombre, sino que compartió nuestros sufrimientos. A lo mejor no sabes lo que es pasar por una operación quirúrgica, cuando alguien que ha pasado por eso te lo cuenta no puedes comprenderlo bien, sí, sabes que es una experiencia dolorosa, y puedes entristecerte, pero no es lo mismo. Pero cuando pasas por el quirófano, y experimentas el despertar de la anestesia, y los largos días en cama sufriendo dolores, te puedes identificar perfectamente con cualquiera que haya sufrido lo mismo, ¡aun más!, si un día alguien viene a contarte su experiencia en los hospitales, no sólo se sentirá escuchado por ti, ¡sino también comprendido!. ¡Así es como nuestro Señor nos escucha!.

3. Que es el único representante digno. Muchos dicen que María es nuestra mediadora ante Dios (la llaman “mediadora de todas las gracias”) pero eso es un error. María, al igual que todo ser humano compartía nuestra imperfección, “No hay justo, ni aún uno” dice la Palabra en Romanos, y esto incluye a María. En cambio Jesús, como hombre, es perfecto, Dios lo ve y dice: “Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.” Mt 3.17. Y cuando Dios nos ve a través del Hijo nos dice lo mismo: “En ti me complazco”, y esto es porque Jesús nos sustituye, por eso la Palabra dice que somos “aceptos en el Amado” (Ef 1.6), en la humanidad de Jesús somos aceptados por Dios.

Experimentado en quebranto

La Biblia dice de Jesús que es experimentado en el quebranto (Is 53.3), ha pasado por las mismas situaciones. Alguno pudiera preguntar, ¿incluso por las que pasamos en el S. XX?, las situaciones cambian pero los patrones de conducta no. Jesús sufrió como ningún otro la intensidad de la tentación, la lucha, la oposición satánica y la contradicción de pecadores (12.4).

Jesús comprende nuestra debilidad y la fuerza de la tentación, su esfuerzo por vencerla (fue una lucha a muerte), y que, como Dios, tiene un conocimiento completo de nosotros mismos.

En nuestra lucha contra el pecado podemos llegar a desalentarnos. Incluso podemos llegar a pensar que Dios está tan enfadado con nosotros que si nos volvemos a acercar a Él con arrepentimiento nos va a sonreír irónicamente y nos va a decir: “no seas hipócrita, ¿otra vez has vuelto a caer?, a mí me parece que no te tomas muy en serio esto de pelear contra la tentación”. No, esa no es la manera de proceder de Jesús. Mientras nosotros andamos magullados y heridos por nuestra caída, Él desea que vayamos a sus brazos con arrepentimiento.

Nuestro Sumo sacerdote anhela oír nuestras súplicas para colmarnos de toda gracia y consuelo, somos nosotros los que con incredulidad dudamos de estas palabras que nos hablan de su corazón bueno y compasivo.

Por eso:

“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.”.Hebreos 4:16 

Ovejas tridimensionales

ovejaEl día de ayer reflexionábamos en la obra redentora de Jesús, Salvador.  Hemos iniciado una serie en los domingos de diciembre con las diferentes fotografías de Jesús: Salvador, Rey, Pastor, Maestro. Al meditar en 1 Pedro 2: 25 Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.  En su obra salvífica, hay tres elementos que no debemos olvidar.

 

Ovejas descarriadas

El creyente que olvida su condición pecaminosa caída, es un creyente arrogante, del cual será difícil que brote una genuina alabanza delante del trono de Dios.  Quizá por eso, los directores de alabanza, casi tienen que forzar el brazo de la iglesia para que canten al Señor, levanten sus manos o expresen palmas de adoración.  NO existe una sensibilidad a la santidad de Dios, pues no se consideran bajos o sucios en su actuar, y por ello nunca se consideran que anduvieron descarriados.  Casi que le hicieron un favor al Señor al aceptarle.  

Si olvida su condición de descarriado, olvidará fácilmente su condición de adoradora.

Ovejas arrepentidas

El apóstol Pedro, añade un segundo elemento: El arrepentimiento de la oveja.  Dice: pero ahora habéis vuelto.

Fuimos y estuvimos descarriadas, pues decidimos andar en nuestros caminos,  pero hubo algo que cambió la historia.  El acto de volvernos es un acto de arrepentimiento.  Entendiendo arrepentimiento con dolor de corazón.  En un momento histórico lo hicimos en diferentes momentos.  ¿Habrá habido arrepentimiento con dolor o un simple malestar sin confesión?  Me parece que algunos dentro de la iglesia aún no se han arrepentido genuina mente.  Me parece que algunos  necesitan conocer a Dios para que exista un arrepentimiento al estilo de Isaias o David, o Job.

Tenga cuidado con los «buenas gentes»

Job en su encuentro con Dios debe aceptar al final que no conocía a Dios, de oidas le había aoido. Era un buena gente, pero sin conocimiento de Dios, quizá porque se basada en su moralidad, en sus posesiones o en su sabíduría, por eso Dios tiene que desbaratarle sus tres confianzas, hasta llevarlo a exclamar: Me arrepiento en polvo y ceniza.  ¿Y no era varón justo, bueno, recto?  Tenga cuidado con los buenas gentes dentro de la iglesia, los que se creen buenos, rectos, moralistas, sabios.  Dios no puede tomarlos en cuenta en su labor, pues no piensan que hay algo malo dentro de ellos, se basan en su moralidad, sabiduría o posesiones.  ¿Por qué en el creyente no existe esa convicción de haber estado o estar descarriado?  ¿Por qué con facilidad maquillamos nuestra condición de pecaminosidad?

Ovejas salvadas

El acto de volverse hizo efectivo la obra redentora del Señor en la cruz, por eso el apóstol Pedro dice: quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. 1Pe 2:24

Cargó la maldición por el pecado de parte de Dios y en su acto de redención, fuimos salvos.  Su herida, la misma a la que se hace mención en Gen. 3:15, nos salvó.  El madero, el mismo que hace mención deuteronomio, es el que estaba destinado para ti y para mí.  El lo ocupó.

Celebremos su salvación, porque en su amor nos alcanzó!!!!